Seguro que más de una vez has oído ese mantra de que tan importante es lo que dices en tu discurso como lo que no dices. Es más, en Slidesfy hemos hablado muchas veces de la importancia que tiene el discurso no verbal y todos los elementos que lo rodean. Hoy nos vamos a centrar en uno de los aspectos que más llaman la atención en cualquier orador, la importancia del uso de las manos al hablar en público.
Gestos con las manos que hay que evitar al hablar en público
Dicen que nuestro cerebro tiene más conexiones con las manos que con el resto de partes del cuerpo así que el movimiento de las manos durante el discurso tiene mucha más influencia de la que pueda parecer a primera vista. Por eso hay que saber cómo usar las manos al hablar en público y evitar una serie de gestos que pueden jugar en nuestra contra. Según los movimientos de manos que hagas puedes revelar honestidad o proximidad con el público, pero también pueden tener un significado negativo como nervios, una actitud defensiva o transmitir negatividad.
Gestos como esconder las manos detrás de la espalda o en el bolsillo se pueden interpretar como una falta de sinceridad o una tentativa de ocultar información. Cuando las escondemos cruzándonos de brazos adoptamos una actitud defensiva, ya que -de forma inconsciente- estamos protegiendo la caja torácica y por tanto los órganos vitales que contiene. Juntar las manos frente al cuerpo también transmite inseguridad, mientras que taparnos la cara con ellas implica duda, incertidumbre, ansiedad o que se esconde información.
Aunque no te cubras o protejas con las manos, hay otras cuestiones a tener en cuenta. Por ejemplo, mostrar las manos con las palmas hacia abajo impone autoridad. En algunos contextos esto puede ser positivo, pero en la mayoría de casos genera rabia en nuestros interlocutores, que se sentirán ninguneados. Otro gesto que deberíamos evitar es señalar con un dedo, ya que ofende a la persona señalada. Por su parte, el puño cerrado se puede interpretar como un gesto de hostilidad y rabia hacia nuestro interlocutor o hacia la audiencia.
Para evitar estas situaciones, es habitual que muchos oradores o ponentes sostengan en las manos algún objeto que no van a utilizar y acaben jugueteando con ellos, pero también con pulseras, anillos, colgantes o con su propio pelo y barba. Muchas veces lo hacemos de forma inconsciente, pero lo único que logramos es distraer la atención del público de nuestro discurso. Es más, según la posición que adoptes en ese juego de manos es posible que tengas una mala postura corporal que perjudique la potencia de tu lenguaje.
Qué hacer con las manos al hablar en público
Vista la importancia de las manos, hay que saber cómo usar las manos al hablar en público para así transmitir mensajes positivos como cercanía, sinceridad, predisposición, etc. Lo ideal sería actuar de forma totalmente natural, dándoles libertad para moverse como lo hacemos cuando hablamos con cualquier persona, pero eso no siempre es posible. Los nervios de tener a un auditorio delante nos pueden llevar a realizar los gestos que acabamos de ver y que son contraproducentes.
Por eso, si no sabes qué hacer con las manos al hablar en público, un buen truco dejarlas muertas y esperar a que se pasen esos nervios iniciales para volver a gesticular. Cuando nos dirijamos al público, siempre es preferible hacerlo con la mano completamente abierta que con un solo dedo para minimizar ese efecto amenazador que tiene el señalar a alguien. Por último, para ganarnos la confianza del público tendremos las manos sin objetos, y mostrando las palmas, lo que nos mostrará más abiertos.