A menudo destacamos la relevancia del lenguaje no verbal en una presentación, pero… ¿hasta qué punto es relevante la comunicación no verbal al hablar en público? Es una duda que puede surgir a ponentes esporádicos, pero que también se preguntan muchos profesionales acostumbrados a salir al estrado y presentar en público. La mejor forma de convencernos de su importancia es saber cómo influye sobre nuestra audiencia, lo que también nos permitirá aprovecharlo al máximo para tratar de reforzar nuestra imagen y mensaje.
La importancia de la comunicación no verbal
Tu lenguaje corporal es capaz de reforzar o desmentir lo que dices, de modo que el público sabrá si estás diciendo la verdad o le estás mintiendo. Según tu lenguaje verbal, puedes expresar el nivel de acuerdo y comprensión de lo que dices o te dicen, pero también puede servir para desmentir lo que estás diciendo en tu intervención. Tus gestos, tu cara, tu postura corporal o incluso el paralenguaje -tono, volumen, velocidad de habla- son elementos de la comunicación no verbal que deberíamos controlar para evitar que arruinen nuestra exposición.
De hecho, basta con pararnos a pensar qué tipo de ponente nos inspira confianza y cuál despierta sospechas en ti. Más allá de la ropa o el aspecto personal -que también influye-, fíjate en qué gestos hace, cómo habla, su mirada, su lenguaje corporal y facial y te harás una idea de lo importante que es la gestión de la comunicación no verbal al presentar en público. Tu mensaje del discurso puede ser muy claro, real o importante pero si no consigues que el lenguaje no verbal lo acompañe tu trabajo no servirá de mucho.
Igual que debes modular la voz para hablar mejor en público hay que tener mucho cuidado con las malinterpretaciones de nuestros gestos, especialmente si la conferencia se desarrolla en otro país o con un público extranjero. No nos mantendremos rígidos, hay que utilizar este lenguaje no verbal, pero igual que cuidaremos nuestras palabras y vocabulario para no cometer errores, es importante tener en cuenta la situación de la presentación, el público que tenemos delante y la temática de la presentación para tratar de evitar ciertos gestos. Un gesto fuera de lugar puede arruinar todo el trabajo.
Cómo usar a tu favor la comunicación no verbal al presentar en público
Una de las primeras cosas en las que conviene enfatizar es en el contacto visual. Nuestra mirada tiene un poder comunicativo muy importante, y el hecho de no mirar al público genera ciertas dudas y un nivel de tensión que no nos interesa. Hay que mantener el contacto visual con el público, pero teniendo en cuenta que si estamos más de 4 o 5 segundos mirando fijamente a una misma persona podemos generar una intimidación que, sobre decirlo, juega en nuestra contra. Debe ser un contacto breve pero efectivo.
El uso de señales puede hacer que tu comunicación resulte mucho más efectiva y significativa para la audiencia. Estas señales o indicaciones pueden ser el nexo de unión entre el lenguaje verbal y el no verbal, la combinación que generará el mensaje que transmitiremos a la audiencia. Por ejemplo, un buen uso del lenguaje corporal nos permitirá reforzar nuestro discurso y generar esa confianza que tan bien nos viene entre el público.
Otra cuestión capital a la hora de utilizar la comunicación no verbal a nuestro favor es el contexto en el que se desarrolla la presentación. No es lo mismo un auditorio enorme, en el que las últimas filas prácticamente no verán tu expresión facial, que una pequeña sala de reuniones con el público alrededor de una mesa o el despacho de tu jefe. Según el contexto en el que nos encontremos hay que hacer un uso u otro del lenguaje no verbal, partiendo siempre del principio de que debe ir de la mano del verbal.