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Para bien o para mal, tu imagen personal tendrá un papel clave en el resultado de cualquier acto en el que tengas que hablar en público. Si la imagen personal acompaña, es mucho más fácil que una presentación sea un éxito; si no lo hace, tendremos un hándicap más al que hacer frente en nuestra misión. Cuidar la imagen personal al hablar en público forma parte del denominado lenguaje no verbal, en el que también se incluyen cuestiones como los gestos, que pueden incluso más influencia que el lenguaje.
Razones para cuidar tu imagen personal al hablar en público
Deberás vestirte de acuerdo con el dress code que exija la situación en la que se desarrolla la presentación. No es lo mismo hacerlo en una reunión de trabajo formal que en un encuentro informal o en eventos como cenas de gala, presentación, etc. Antes de que empieces a hablar, el público se habrá hecho una idea de ti según tu aspecto personal, y como bien sabes las primeras impresiones son muy difíciles de cambiar. Y esa debería ser nuestra razón principal para elegir vestuario de cara a la presentación.
A parte del vestuario, el otros grandes aspectos que influye en la imagen del orador al hablar en público son la higiene y la comunicación no verbal en una presentación. Sobra decir que es imprescindible oler bien, o mejor dicho no oler mal. Más allá de ducharnos y ponernos desodorante, en especial si somos personas con tendencia a sudar, aquí los nervios pueden jugar una mala pasada, también hay que tener en cuenta la cantidad de colonia o perfume que nos echamos: no podemos pasarnos. Las uñas y en el caso de los hombres la barba también deben lucir bien para no dañar tu imagen ante el público.
Consejos para transmitir una buena imagen personal en una presentación
Dando por sentado que cumplirás con los requisitos de higiene esenciales, la clave para ofrecer tu mejor imagen personal al hablar en público se basa en la elección del vestuario y mantener una buena postura de cara al público. Por ejemplo, si mientras te presentan o durante la intervención del resto de ponentes te has repantingado en el sillón estás dañando tu imagen personal. Lo mismo pasa si caminas hacia el estrado o el atril de forma titubeante. Para reforzar tu imagen personal debes aproximarte de forma decidida.
En este trayecto debes haber dejado atrás los complementos como paraguas, bolsos o chaquetas que te puedan incomodar durante la exposición. Los podemos dejar en nuestra silla, en el guardarropa o en cualquier otro lugar, pero nunca iniciaremos nuestra exposición con ellos: son un estorbo. Algo parecido puede pasar con pulseras y colgantes. Si vas a gesticular mucho con las manos, un montón de pulseras no harán más que chocar y sonar, distrayendo al público y perjudicando tu imagen. Lo mismo ocurre con algunos collares o colgantes: pueden interponerse entre tu voz y el micrófono.
A la hora de vestirte para una presentación, tu ropa debe ser formal y elegante. Un vestuario extravagantes o de colores muy llamativos queda descartado, ya que puede ser peligroso para nuestros intereses. Lo mismo pasa con los complementos más chillones. Busca una combinación de estilos y colores que jueguen a tu favor, pero con los que también te sientas a gusto. Un truco que casi nunca falla es ir vestido como el público espera que vayas, del mismo modo que esperarías que vista el ponente si en vez de ser el protagonista de la presentación estás en la audiencia.
A pesar de todo, no podemos dar la imagen de que nos hemos vestido de un modo diferente para nuestra presentación, especialmente si el público es conocido, alguien con quien trabajamos en el día a día. No olvides que los elementos visuales tienen una influencia del 55% en la comunicación, una relevancia de la imagen personal que contrasta con el escaso 7% de relevancia que tendrán las palabras de tu presentación.
