Puedes preparar la presentación perfecta, con los mejores gráficos, la extensión idónea, el texto que mejor transmite tu mensaje o idea… y arruinar todo el trabajo por una mala elección de la fuente. Al preparar una presentación no siempre reparamos en la importancia de las tipografías, un error que como acabamos de ver puede hacer que todo tu esfuerzo quede en nada. La elección tipográfica en una presentación no es algo menor, ya que no puedes limitarte a utilizar la fuente que aparezca por defecto o la que utilizas siempre.
Cómo influyen las tipografías en las presentaciones
Una de las razones para preparar la presentación es que nuestra audiencia puede leer los datos o las ideas principales que estamos transmitiendo. Sin embargo, una mala elección tipográfica puede impedir la lectura de la presentación por parte del público, especialmente del que está más lejos de la pantalla. Muchas veces al hablar en público no pensamos en el receptor, y aunque el tamaño de la letra y la densidad del texto influyen en la legibilidad de la diapositiva es innegable que la fuente elegida juega un rol clave en este sentido.
El uso correcto de este recurso gráfico en una presentación es clave. Quizá el tamaño de la letra y la densidad de texto sean adecuados, pero podemos cometer el error de seleccionar una tipografía decorativa, muy recargada. El resultado será el mismo, puesto que así se dificulta la lectura, el público se distrae con los elementos decorativos de las letras y el mensaje no cala de la misma forma que si hubiésemos elegido una tipografía más sobria. Por esta misma razón hay que evitar los cambios de fuente en una misma presentación si no están plenamente justificados.
Dentro de la selección de la letra de una presentación también se incluyen aspectos como el color, la negrita, cursiva y subrayado o las mayúsculas. Vaya por delante que destacar toda la diapositiva en negrita, cursiva o subrayado es un error de principiante, ya que transmite una falsa imagen de importancia y no será una presentación profesional. También seremos cuidadosos con la selección del color, ya que debe ser un tono amable de leer y que no se confunda con el fondo. De lo contrario, el público no podrá leer la diapositiva.
La importancia de las fuentes tipografías radica precisamente en eso, en la facilidad o dificultad para que el público pueda leer lo que dice la presentación, pero también tiene un punto subliminal. Para reforzar la imagen de nuestra marca podemos utilizar los colores corporativos de la empresa en la propia presentación, así que… ¿por qué no hacemos lo mismo con la tipografía? Puede ser la elección ideal para transmitir el mensaje de la empresa, y la poción más adecuada, aunque algunas presentan el inconveniente de dificultan la lectura. En ese caso, utilizaremos la tipografía empresarial para el título y una más agradable de leer para el cuerpo.
¿Cuál es la mejor tipografía para una presentación?
Es una pregunta difícil de responder, ya que hay muchos factores que influyen en ello. Por norma general, lo ideal es utilizar fuentes Sans serif, como Arial o Helvética. Se trata de unas fuentes muy legibles, así que si la visibilidad es un problema se pueden convertir en grandes aliados. Hay gente que utiliza fuentes serif como la Times, con trazos adicionales al final de las letras. No son la pero opción, pero tampoco la mejor. Es preferible utilizarlas en grandes bloques de texto, pero para frases precisas como las de la presentación es preferible elegir las Sans serif.
No olvides que jamás deberíamos preparar una presentación con Comic Sans, que transmite un mensaje muy poco profesional. Además de las fuentes ya mencionadas, Garamond, Gill Sans o Futura cumplen con todos los requisitos para que tu presentación triunfe y no se arruine por culpa de una mala elección tipográfica. Futura y Helvética son fáciles de leer en casi todos sus tamaños, y si quieres destacar un título o un punto tenemos una fuente como Rockwell, que está en negrita y te ayudará a resaltar cuestiones importantes.