Todo lo que hagas comunica. Cualquier gesto forma parte del mensaje, y la comunicación no verbal juega un papel tan importante -o incluso más- que lo que digas o lo que ponga en las diapositivas de tu presentación, así que deberíamos prestar una atención especial a este aspecto. Un lenguaje corporal agradable para el espectador te ayudará a cumplir con tu objetivo, así que vamos a ver una serie de técnicas que nos ayudarán a mejorar el lenguaje corporal cuando hablemos en público, como en una presentación.
1. Sonreír al público
Una cara sonriente siempre es preferible a un ceño fruncido o un rostro tenso. Pero no debe ser una sonrisa falsa o nerviosa, sino que haremos gala de una sonrisa motivadora para tratar de contagiar nuestro entusiasmo al público. Aunque estés nervioso, trata de sonreír. No solo reforzarás tu mensaje, transmitiendo seguridad, empatía, confort y motivación, también te ayudará a dejar atrás los nervios y te liberará de tensiones.
2. Las manos, abiertas y enseñando las palmas al público
Seguramente las manos sean el elemento de nuestro cuerpo con el que nunca sabemos qué hacer en una presentación. Es uno de los puntos clave, y deben estar siempre visibles así que no las esconderemos en el bolsillo o tras la espalda ni las entrelazaremos. Las manos nos sirven para identificar y enfatizar, pero no señales con el índice, sino con la palma en general. Es bueno que el público vea las palmas de las manos, denota honestidad. También puedes aprovechar para sostener un rotulador, el puntero o mando del proyector o las tarjetas con tu esquema de la presentación.
3. La vista, siempre sobre el público
Hay que mantener el contacto visual, es la mejor forma de transmitir nuestra honestidad y sinceridad al público. Si rehuyes al contacto visual la audiencia sospechará que mientes o tienes algo que ocultar, pero si miras a los ojos generas confianza y credibilidad. Lo ideal es mirar al público de forma general durante la presentación, ya que no podemos detenernos uno a uno en todos los asistentes. Evita fijarte solo en una persona -tendrá mucha presión- o un lugar en concreto, ya que el público mirará hacia donde mires tú, y corres el riesgo de desviar su atención.
4. Haz movimientos naturales
A veces, cuando buscamos potenciar nuestro lenguaje corporal conseguimos todo lo contrario, dar una imagen robótica de nosotros mismos. Por eso, haremos movimientos naturales pero que estén justificados, por ejemplo para enfatizar algo, pedir calma, etc. Practicar frente al espejo es la mejor forma de reforzar este aspecto. Evita quedarte fijo en un mismo punto del escenario, muévete pero sin dar vueltas sobre ti mismo. Y por muy natural que te parezca, tocarte los ojos o la nariz, peinarte, colocarte bien la camisa, el pantalón o la corbata son movimientos a evitar.
5. Una postura recta y segura
La realización de movimientos naturales tampoco está reñida con la adopción de una postura que transmita confianza a la audiencia. El cuerpo debe estar erguido de forma natural y relajada: no estaremos tensos como un soldado pasando revista, pero tampoco nos encorvaremos en exceso. Si abres un poco los brazos y mantienes la mirada en el público tendrás mucho trabajo hecho.
6. Siempre de cara al público
Durante toda la presentación nos mantendremos de cara al público. Eso sí, hay pequeñas excepciones en las que no tendremos más remedio que girarnos y dar la espalda, pero son eso, excepciones. Así, si hay que señalar un dato o girarnos lo haremos parcialmente, tratando de no dar la espalda por completo. En caso de tener que escribir o girarte por completo para buscar un dato en la presentación, no hables mientras estás de espaldas al público aunque el micrófono te lo permita.